Ubicación

El valle de Joux

Desde su fundación, la Manufactura Jaeger-LeCoultre se encuentra en el enclave tranquilo y sosegado del valle de Joux, en Suiza, exactamente en el mismo lugar en el que Antoine LeCoultre estableció su primer taller.
Los orígenes de la Maison

Los orígenes de Le Sentier

En el siglo XVI, los hugonotes eligieron esta zona del Jura suizo para escapar de la persecución que sufrían en Francia. Entre ellos estaba Pierre LeCoultre, antecesor de Antoine LeCoultre, que se asentó en la región en 1559. Despejó la zona de árboles y participó en la fundación del pueblo de Le Sentier, en el valle de Joux, donde se mantiene en pie todavía la Manufactura Jaeger-LeCoultre.

Los granjeros del valle no tenían otro remedio que ejercer diversos oficios, únicamente para sobrevivir. En las minas de hierro de la zona aprendieron a trabajar el metal. Enclaustrados en sus talleres durante los largos meses de invierno, aprendieron también el oficio de la relojería, lo que dio lugar a las mejores creaciones de la alta relojería.

Legado en relojería

El centro neurálgico de la relojería

Durante el siglo XVII, la relojería se extendió por el cantón suizo del Jura. El valle de Joux se acabó especializando en el campo de las grandes complicaciones, el arte relojero más noble junto con el de la cronometría. Durante más de un siglo, casi todos los movimientos ultracomplicados se desarrollaron y produjeron en este remoto lugar. El valle de Joux continúa siendo el centro neurálgico mundial de la alta relojería.

El valle de Joux es el lugar donde se idea, se fabrica y se perfecciona cada uno de los relojes de Jaeger-LeCoultre. Es aquí, en este valle tranquilo y sosegado, donde la Maison ha perfeccionado el verdadero arte de la alta relojería.

Más allá del gesto
La naturaleza como fuente de inspiración

Con la calma se alcanza el tecnicismo

El tranquilo entorno natural en el que se encuentra el valle de Joux forjó la propia identidad de la Manufactura. Con este telón de fondo, donde la paciencia y la calma son intrínsecas al paisaje, se desarrolló una tradición de precisión ligada a un espíritu auténticamente artístico.

La Manufactura se marcó dos objetivos desde sus inicios: exactitud en cada movimiento y precisión técnica. Ambos emergieron y florecieron en este entorno natural suizo, cuya paz y serenidad parecen resistir, imperturbables, estación tras estación. 

Fuente de inspiración para las complicaciones superiores

Este entorno ejerce una profunda influencia y sirve de fuente de inspiración a los maestros relojeros de la Manufactura, que se entregan en cuerpo y alma en cada boceto lleno de ingenio, cada oscilación de las ruedas de equilibrio, cada rueda de escape… superando siempre los límites de la precisión.

Durante el siglo XVII, la relojería se extendió por el cantón suizo del Jura. El valle de Joux se acabó especializando en el campo de las grandes complicaciones, el arte relojero más noble junto con el de la cronometría. Durante más de un siglo, casi todos los movimientos ultracomplicados se desarrollaron y produjeron en este remoto lugar. El valle de Joux continúa siendo el centro neurálgico mundial de la alta relojería.

Jaeger-LeCoultre - Caja y mecanismo del reloj Reverso
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La historia de Jaeger-LeCoultre
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