El lienzo perfecto
Tres grandes maestros de la pintura
El trío de relojes que Jaeger-LeCoultre acaba de lanzar, los tesoros ocultos de Reverso Tribute Enamel Hidden Treasures, pone en valor el trabajo de tres grandes maestros de los albores del arte moderno —desde el realismo de Courbet al postimpresionismo de Van Gogh, pasando por el espíritu expresivo y experimental de Klimt y la Secesión vienesa— que tienen otras fascinantes historias que contar. Todos ellos han estado ocultos al mundo durante muchas décadas, y se asumía que se habían perdido para siempre. Las historias son extraordinarias y rocambolescas, cada una con una trama digna de una novela o una película de atracos.
Las historias
Tesoros ocultos que se creían perdidos para siempre
Retrato de una dama
“Retrato de una dama”, pintado por Gustav Klimt un año antes del final de sus días, es el único retrato “doble” que se conoce del artista vienés, algo que no se supo hasta 1996, cuando una perspicaz estudiante de arte, Claudia Maga, descubrió que Klimt lo había pintado sobre otro retrato, que se creía perdido desde 1912.

Vista del lago Ginebra
Gustave Courbet, líder destacado del movimiento realista del siglo XIX y activista político, huyó de su Francia natal en 1873 y se asentó en La Tour-de-Peilz, cerca de Vevey, en la costa norte del lago Léman (o lago de Ginebra) Suiza, donde encontraba gran inspiración en las vistas constantemente cambiantes de las aguas hasta la cadena montañosa de Dents du Midi.

Puesta del sol en Montmajour
Cuando Vincent van Gogh se trasladó al sur de Francia en 1888, dio comienzo un periodo muy prolífico de madurez artística, en el que experimentó con nuevos estilos de expresión visual en todos los géneros: naturaleza muerta, paisajes y retratos. “Puesta de sol en Montmajour”, pintado directamente en una tarde de verano, es un ejemplo del ansia del artista de retratar la naturaleza de nuevas formas. En este caso, intenta capturar la vegetación característica de la Provenza y la riqueza de colores justo antes de la puesta de sol.

La artesanía
Exclusivamente en la Grande Maison
Un trabajo artístico excepcional.
Esmaltado traslúcido con guilloché
Esta técnica revela el fondo de la esfera, que luce un guilloché realizado con una máquina centenaria que requiere unos conocimientos técnicos especiales. El artesano esmaltador fija entonces una capa de esmalte de color, que realza el trabajo ornamental.
Cada ejemplar exhibe su propio guilloché y el color de su esmaltado traslúcido: de grano de cebada y en verde azulado en el caso de Klimt, en espiga y en gris azulado en el de Courbet, y el guilloché tradicional de rayos de sol combinado con un verde intenso en el de Van Gogh.


Esmaltado grand feu en miniatura
Esta técnica, tan compleja como meticulosa, requiere una extremada pericia profesional. Con pinceles pequeñísimos, la técnica del esmaltador como diseñador no solo debe igualar a la del artista original, sino que, además, debe reducir la obra a una escala minúscula de aproximadamente de 2 cm².
Además, el color se debe controlar para que coincida exactamente con el de la obra de arte original, con la dificultad añadida de que, con la técnica de esmaltado Grand Feu, no se puede predecir con exactitud el resultado después del cocido a más de 800 grados centígrados, dada la naturaleza específica de cada pigmento del esmaltado. Se basa en criterio del artesano, fruto de muchos años de experiencia.

¿Y ahora qué?
La historia continúa

