Los relojes de lujo en oro blanco, inseparables de la historia de la relojería, sigue siendo un protagonista ineludible. De Oriente a Occidente, numerosas culturas aprecian este metal precioso por sus diversas cualidades. Ante todo, por su pureza: el oro blanco es conocido por reflejar la luz de una forma deslumbrante y resplandeciente. Después, por su nobleza: el oro blanco, por definición, simboliza el refinamiento, la riqueza y la discreción. Y, por último, por su inalterabilidad: el oro blanco se considera un material resistente y duradero que no se deteriora con el paso del tiempo. En Jaeger-LeCoultre, el oro blanco se emplea tradicionalmente para fabricar los componentes más complejos de un reloj, así como para relojes de lujo que reflejan la experiencia de los oficios extraordinarios Métiers Rares®. Ofrece cierto grado de maleabilidad que permite la sofisticada técnica del esmaltado, que se utiliza especialmente en determinadas miniaturas de la colección Reverso. La mayoría de los relojes con repetidor de minutos de la Grande Maison se fabrican en oro blanco (como el reloj Hybris Mechanica à Grande Sonnerie y el reloj Master Grande Tradition Gyrotourbillon Westminster Perpétuel), dado que esta refinada aleación de oro hace posible obtener notas de una calidad acústica excepcional. El oro blanco, atemporal a la par que contemporáneo, favorece a todo tipo de pieles, es fácil de combinar y se complementa con una amplia variedad de piedras preciosas.